12.33 “El eje y las dos serpientes que se van cruzando representan los tres planos en los que se soporta la consciencia vital. Los espíritus guardianes, el de la Tierra, el del amor y el protector de la pureza de las memorias, protegen las vibraciones y están atentos a cualquier mensaje que supere las facultades ordinarias.”
COMENTARIO DE EL AVENTURERO
La serpiente representa el caduceo, lleva consigo todos los movimientos que se expanden y se contraen, que ha realizado la humanidad. La sierpe o memoria reptil que sube hacia una realidad más libre, que busca las alas de la serpiente emplumada y que por tanto quiere ampliar sus horizontes: instinto libre y no atado a la supervivencia. Esta serpiente promete el vuelo, como el vuelo de los ángeles que guardan cada una de las raíces de nuestra savia. Dentro de todas esas intenciones cruzadas y malentendidos perversos que hieren el silencio de las miradas, los tres ángeles, representaciones de las capacidades humanas, ascienden y se alimentan de algo que está por encima del entendimiento, la memoria y la voluntad. Porque debe existir algo más allá de lo conocido y lo desconocido. Así, defienden el paso de una consciencia a otra que no se dedica en su mayoría a la satisfacción de unas necesidades meramente animales, reptiles: intención de vivir en esta existencia, abrir paso al abismo, a lo desconocido, vivir en un ritmo auténtico, y no tener miedo a la muchedumbre que se castiga a sí misma y que vive dentro de nosotros. Intención de ligar todas las contradicciones en el crisol de una vida que asciende, como la serpiente emplumada, por los peldaños del Sol mexicano.