12.21 “A los veintiún años se entra en la edad del héroe, se obtiene la independencia y se adquiere la responsabilidad de ejercer trabajos que no busquen la propia conveniencia, sino librar de calamidades y peligros al resto de las gentes”.
COMENTARIO DE EL AVENTURERO
A los 21 años, parece que uno tiene el impulso de recorrer mundo, de cambiarlo y transformarlo todo, de ponerse al servicio de tareas altruistas y de los más desfavorecidos. Se empieza a ver el mundo desde los propios ojos y se siente la capacidad y la necesidad de crear uno nuevo.
¿Qué es lo que la sociedad procura? Inserción en el mundo laboral cada vez más precario, “especializado” y mecanizado, mili obligatoria hasta hace muy poco en algunos países, búsqueda de estabilidad, iniciación en una frenética vida social…
El héroe, es el arquetipo mitológico hijo de dios y de hombre, tiene por tanto una parte humana y otra divina. Reúne la capacidad para dar pasos que alumbren a la humanidad y la liberen de situaciones que están lastrando su crecimiento. Teseo, Perseo, Prometeo, Hércules o los Argonautas, son ejemplos de personajes mitológicos que realizaron tremendas hazañas y trabajos que abrieron caminos a la humanidad.
Y parece que a través de estas grandes hazañas, el héroe se libera también a sí mismo, venciendo a las fuerzas ocultas o malignas, rozando la muerte, en una entrega que simbólicamente puede significar recorrer nuevos caminos en la propia consciencia y por tanto ampliarla.