Publicado por El Aventurero el may 15, 2016 en Prólogo a la carta número once. La cárcel del ego
11.2 “Los cristales de las criptas mistéricas están temblando porque empiezan a no caber los muertos que están esperando resurrección, los quicios de las puertas se resquebrajan porque empiezan a pesar más los cerrojos que las paredes, y en las catedrales del homo sapiens aparecen pintadas celebrando la llegada de los cirujanos plásticos. Es la ceremonia de la confusión, el todo vale para llegar a ningún fin, porque el objetivo es el presente continuo”.