Y es que, claro, son víctimas.
Después de muchos mimos y contemplaciones y costar gran cantidad de dinero a todos los contribuyentes entre casas de acogida y programas de ayuda - que a ver cómo puede ayudar nadie ni inmiscuirse en la privacidad de cada pareja - el 90% de ellas termina regresando, también por su santa voluntad, junto al maltratador.
¿No se dieron cuenta, no vieron cuando estaban a tiempo ningún indicio de que el maltratador apuntaba maneras de en qué después devendría?
Sí, pero es que "mi chico me quiere mucho". Y se sienten muy halagadas.
No me dan lástima.
También hay muchos hombres víctimas de violencia que, digo yo, debiera ser llamada igualmente "de género". A ellos no los matan sus compañeras sentimentales con sus propias manos. Y cómo no queda rastro de culpabilidad, ni hay sangre, ni herida - o sí, pero porque mueren en, por ejemplo, accidentes de automóvil que, qué casualidad, son más frecuentes entre hombres que entre mujeres pero la palabra "suicidio" nunca se menciona -, ellas son siempre consideradas inocentes.
Pero ellos, los hombres, víctimas de un machismo "feminista" implacable y feroz, no tienen derecho a quejarse ni a denunciar; y si alguno se atreve será tildado de machista.
Ellos sí me dan lástima.