9.9 “Fue la dedicación a las cosechas, la mirada
paralela al cielo y a la tierra lo que originó el nacimiento del
calendario. La medición del tiempo como necesidad pasó a ser una
obsesión, y Cronos, con su ojo redondo con un mallo clavado en el
centro, llegó a ser, y aún sigue siendo, el gran vigilante de las
acciones humanas. El viejo dios que se come a sus hijos, el dios vicario
de una razón condenada a la infancia sigue teniendo tal importancia que
se ha convertido en el oculto enemigo de todos. Todos luchan contra él,
mientras el viejo invento de rostro borroso sigue mirando a Urano,
haciendo latir rítmicamente un corazón de polvo de estrellas”.