Publicado por El Aventurero el nov 29, 2015 en Prólogo a la carta número diez. El libro de los compromisos.
10.1 “Es probable que la relación consciente entre sexo y descendencia sea muy reciente en la Historia de esta Humanidad, puede que no más allá de unos cientos de miles de años. Y este descubrimiento no cabe duda que modificó de forma considerable el desarrollo de todos los acontecimientos de la Historia conocida. El conocimiento de que la relación sexual da como resultado el nacimiento de un hijo desemboca en la aparición del concepto de estirpe, ligando a las dos figuras de la pareja con las consiguientes sospechas y vigilancias. La estirpe y la herencia han sido y continúan siendo uno de los mayores focos de conflicto de la relación entre los hombres. Es sabido que hubo civilizaciones no tan antiguas, antes de que Júpiter (Zeus) conquistara el Olimpo, en las que la mujer elegía orgiásticamente al varón para la descendencia, previa selección por medio de pruebas y méritos. Los hijos eran engendrados en la noche de San Juan y nacían a mediados de marzo con la venida del nuevo Sol. Todavía se celebran en muchos puntos del Hemisferio Norte las fiestas del fuego y del agua que conmemoran los tiempos en que las bacantes, las hijas de Baco, hechizaban a los varones, conduciéndolos a los ritos orgiástico amorosos”.