7.6 “Hay memoria táctil, hay memoria olfativa, pero sobre todo, el rey de los sentidos en el terreno de la información retenida en el cerebro es el oído. Puede que porque sea difícil sustraerse a la tentación de concebir cualquier recuerdo dentro del idioma. Es difícilmente evitable si se tiene en cuenta que no existe un lugar o una estructura que acoja como un archivo fílmico un bloque informativo, sino que se divide en múltiples fracciones que ocupan lugares física y energéticamente diferentes, y que en su reproducción o recopilación no todos acudirán con la misma celeridad e impulso, y habrá que sustituir la ausencia de algunos y recuperar otros. Desde la memoria no se puede relatar ni inventariar cómo se ha vivido; es un referente subjetivo de cómo se siente hoy que se ha vivido, y es cambiante en tanto en cuanto es permanentemente analógico. Se podría dividir la memoria en múltiples clases o tipos en función de las implicaciones morfológicas que intervienen en el proceso, y de las formas perceptivas, de los usos, pero ello confundiría y conduciría a elaborar un tratado sobre la materia y no parece apropiado; pero sí parece importante señalar que gran parte de la memoria que interviene en los actos más triviales y en los más esenciales se ha almacenado sin permiso de la consciencia”.
