¿Las notas?
Nada nuevo de momento, ya te dije lo del cajón de la
mesilla, donde el cuadernito del reloj.
Lo malo es que no sé dónde puse la lupa, y esa letra tan pequeña…
Te pediré a lo mejor que por favor la cambies tú. Pero no te
confundas, que es hacia atrás. En otoño hacia atrás.
Como nada más utilizo medio cada día con dos tengo para
cuatro; así que el sábado me la puedes dejar por ejemplo junto a la pitillera,
o dentro mejor, así al fumar el primer cigarrillo la encuentro. Recuérdame el
viernes por la noche que la deje a mano para que la veas. Y cuida la letra, por
favor, que a veces tengo que adivinar.
Para el lunes ya acordaremos un lugar el domingo, con tiempo
para hablarlo.
Diles que sí, si a ti te apetece. A mí ya sabes que me da lo
mismo, pero, eso sí, me gustaría llegar sabiendo de qué se puede hablar. Agradecería que no fuera de coches ni de alpinismo; y a ser posible tampoco de
caza, ni de las añadas de los vinos.
Pues habrá que subir la escalera del trastero, porque una silla es poco.
Los apliques de todo la vida en la pared y la bombilla de
enroscar son más cómodos, pero…
Y cerciórate de que la luz no sea verdosa.
En el tinte. Estará para el lunes.
La verdad es que no me fijo. Pero sólo es un clic. Si no es
en uno ya sabes que es seguro en el otro.
Abrígate y no corras.
Abrígate y no corras.