Que miró y que no estaba, ¿qué hay que entender? Lo solucionó
con una pinza de la ropa.
¿Qué me hace pensar que no te daría tiempo? Pues que sale,
salía, ayer, una media de 217,666… (unas veintisiete veces ese seis, y luego un
siete) páginas por día y tú sólo lees cuatro o cinco y de noche.
No he tenido tiempo. Pero si a ti sí no sé yo si a mí. Y no
he pretendido decir que es que tú tengas una especie de obsesión por. Según eso
todo el mundo sería obseso; y que bien mirado lo es, no irás a negármelo.
¿Qué y yo qué? Pues posiblemente tampoco. Antes o después en
todo el mundo termina por tropezarse con el hueso, como en las aceitunas. Así
que digamos que todo lo más un seis y medio. Y a mí un tres, pero no aspiro a
más.
Pues cuatro, que los termino de contar (es decir tres una
vez descontado el de ayer, dos en realidad con el de hoy); y como los domingos
no hace falta no hay que preocuparse hasta, si no estoy echando mal la cuenta,
el lunes 22.
¿Yo podía estar equivocándome y tú no? Me gustaría saber por
qué ¿La conociste mejor? ¿Hablaste con ella alguna vez? La voz podría ser una
pista. Pero ni tú ni yo la escuchamos entonces, así que, ya…
Bueno, para que no digas que tal y que cual te daré de margen
hasta las 6 de la tarde del sábado. Pero a las siete menos cuarto cierran y no
tengo ganas de ir con la lengua fuera; y no me des luego la murga con que te
cuente yo el final.
No; cuando ve la puerta abierta sale y ya está. No se
complica la vida pensando si alguien se acordará. Su idea del tiempo y de la
memoria no son como en las personas. Pero, ¿y si te vas de viaje o algo así?
Bien pensado quizás mejor que cerrarla siempre bien sería
dejarla siempre abierta.